El carácter se puede enseñar
Solo parte del éxito académico depende de habilidades cognitivas. Lo que determinará en mayor parte la capacidad de los niños y jóvenes para triunfar es el carácter que se forjen para enfrentar sus retos.
 Así lo sostiene una nueva corriente de economistas, psicólogos, científicos y educadores: más que el cociente intelectual –que es lo que suelen medir los exámenes estandarizados–, lo determinante para que un estudiante salga adelante en su vida son fortalezas mucho más maleables, rasgos de carácter que son cultivables: el optimismo, la diligencia, la perseverancia, la curiosidad y la capacidad para mantenerse concentrado en las propias metas.
Enseñarle a un niño cómo dedicarse a una meta personal con pasión, firmeza y aguante para manejar la adversidad es llevarle a comprender la íntima relación que existe entre esforzarse concienzudamente y labrarse un destino. Aunque aún no existen currículos definidos para enseñar estas habilidades, ya existen programas experimentales y casos de éxito documentados.
Un caso admirable –acerca del cual acaba de salir un documental cinematográfico (Brooklyn Castle)- es el del colegio IS 318 en Brooklyn, Nueva York, en el que el 70% de los niños viven en hogares con ingresos por debajo de la línea de pobreza. Durante la última década sus equipos de ajedrez han ganado todos los años más torneos nacionales que cualquier otro colegio en los Estados Unidos. Luego de cada torneo su maestra, Elizabeth Spiegel, se sienta con los niños a analizar cada jugada, bajo la perspectiva de aprender con honestidad a mejorar, revisando sus éxitos con modestia y sus fracasos, con filosofía para la vida.
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